Por: Irene Shuk

Cerca del coliseo, se encuentra un pequeño invernadero con varias camas de tierra donde las alumnas que forman parte de este proyecto trabajan para hacer crecer diferentes especies de plantas. Guiadas por Catalina Alcalá y Andrea Hernández, conformamos el proyecto CAS de La Huerta. CAS es una de las tres materias del núcleo del Programa Diploma, y significa Creatividad, Actividad y Servicio. Este proyecto permite que las alumnas del colegio exploren y encuentren un espacio de crecimiento y de relajación; un espacio de rompimiento con la rutina dentro del colegio en donde crecemos aprendiendo. Al cuidar las plantas nos volvemos más responsables y desarrollamos la autogestión. También, requiere que aprendamos a salir de nuestra zona de confort, a estar dispuestas a ensuciarnos las manos, a hacer investigaciones y a reflexionar. Es un espacio donde podemos aprender a convivir con la naturaleza y establecer una relación de colaboración.

La Huerta también es un lugar alternativo al aula de clase donde podemos reconectarnos con la naturaleza. El trabajo de la huerta incluye sembrar y consumir plantas cultivadas sin insecticidas, pesticidas y demás sustancias dañinas y llevar a cabo trabajo físico cuidando las camas de tierra, usando métodos caseros para eliminar plagas e insectos. Este año, hemos sembrado brócoli, rúgula, pepinos, ajíes y mucho más.

El propósito de La Huerta es hacer del Gimnasio Femenino un lugar más sostenible, con productos hechos para toda la comunidad. A largo plazo, en la Huerta queremos volvernos completamente autosostenibles. Se busca sembrar plantas de alto rendimiento y con ello crear un plan de emprendimiento a corto plazo para cosechar diferentes hierbas aromáticas que puedan ser utilizadas para el consumo.

Matisse una vez dijo, “Siempre hay flores para el que quiere verlas”. De la misma forma podríamos decir que siempre hay oportunidades para quienes están dispuestos a tomarlas. En La Huerta tomamos esas oportunidades y espacios que nos brinda el Gimnasio Femenino para crecer como comunidad. Es un espacio que nos permite, detenernos y observar los pequeños milagros de la vida y experimentar con cierto asombro con la maravilla de la naturaleza y la recompensa que nos regala la paciencia y la perseverancia.