Durante un almuerzo que se ofreció en Villa Adelaida, casa del educador colombiano don Agustín Nieto Caballero y su señora Adelaida Cano de Nieto, con la presencia de don Camilo Sáenz Obregón, y don Jorge Durana Camacho, se conversó sobre la necesidad que tenía Bogotá de un buen colegio para niñas, que les pudiera dar una verdadera educación y cultura, que al mismo tiempo les conservara las tradiciones familiares a base de franqueza, sinceridad, compañerismo, hábitos religiosos bien entendidos, moral, amor al país y a su hogar. Se sugirió que ese colegio fuera algo similar al Gimnasio Moderno